George Fox

George Fox

George Fox (1624-1691) es generalmente considerado como el fundador de la Sociedad de Amigos (Cuáqueros). Cuando era joven, Fox no podía encontrar descanso en el cristianismo externo y sin vida de su época, viendo claramente que la mayoría de los creyentes profesaban mucho más de lo que realmente experimentaban. Este diario relata la historia de su desesperada búsqueda de la Verdad, su descubrimiento de un Cristianismo que consiste en la luz y vida de Jesucristo revelada y formada en el hombre, y los consecuentes cincuenta años de su poderoso ministerio que trastornó al mundo. Este extracto contiene solo los primeros tres capítulos del diario de Fox, los cuales se enfocan en sus primeros años, en su crecimiento espiritual y en su llamado al ministerio.

Era valiente en el servicio de la verdad; audaz al afirmarla, paciente al sufrir por ella, incansable al trabajar en ella, firme en su testimonio de ella; inamovible como una roca. Era profundo en el conocimiento divino, claro en la revelación de misterios celestiales, sencillo y poderoso en la predicación, ferviente en la oración. Estaba ricamente dotado de sabiduría celestial; era rápido en el discernimiento, sano en el juicio, capaz y listo a dar, discreto en guardar el consejo; amante de la justicia, alentador de la virtud, la justicia, la templanza, mansedumbre, pureza, castidad, modestia, humildad, caridad y abnegación en todo, tanto de palabra como en ejemplo.

- Thomas Ellwood

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George Fox (1624-1691) es generalmente considerado como el fundador de la Sociedad de Amigos (Cuáqueros). Este extracto contiene solo los primeros tres capítulos del diario de Fox, los cuales se enfocan en sus primeros años, en su crecimiento espiritual y en su llamado al ministerio.

  • 85 páginas
  • diario
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“Pero, sobre todo, se destacaba en la oración. La realidad interna y genuina de su espíritu, la reverencia y la solemnidad en su manera de comportarse y dirigirse a Dios, y la brevedad y plenitud de sus palabras, frecuentemente han golpeado incluso a los extraños con admiración. Debo decir que la actitud más impactante, viva y reverente que alguna vez haya sentido o visto era la de él cuando oraba. Y de verdad esto era un testimonio de que conocía y vivía más cerca del Señor que otros hombres; porque los que más Lo conocen, sienten una mayor necesidad de acercarse a Él con temor y reverencia.”

William Penn